De aquel encuentro
De aquel encuentro de casualidad causada,
Mi corazón del cautiverio de mi pecho libre salió,
Provocado por la sutileza y dulzura de tu linda mirada.
El tiempo en un instante su movimiento perdió.
Al contemplar tus ojos de luna remojada
La esencia de tu piel a mis sentidos llegó,
Al mirarte mi corazón al fin comprendió,
Lo que la mente hace mucho tiempo olvidó.
Allí Bajo tus finos cabellos,
Enredándome a tu alma,
Tus ojos y los míos por un momento pausaron,
Esa dulce y serena guerra.
Entonces ahí me sentí seguro,
Mi refugio en ti halle,
Cada vez al cerrar mis ojos
Oscuridad ellos no ven.
Pues el brillo de tus ojos y el perfume de tu alma,
Alumbran lo que oscuro antes estaba.
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