domingo, agosto 19, 2007

El Viejo Herrero

El Viejo Herrero

No pedí ser herrero de versos
Ni golpearme los dedos
Con un pesado martillo
Que a veces También golpea mi alma
Haciéndome sentir cansado y viejo.

¿Qué voz lejana y juguetona
Pone palabras en mi boca?

Hay noches de luna aguada
Y me entran deseos
De abandonar el delantal
Huir de aquel taller
Dejar que el fuego se consuma
Y se derrita el hierro.

¡Ay! Este oficio saca callos
En los dedos marchitos
Que se mueven a merced
Del viento.

Ese viento que frío
Bruscamente se calienta
En la caldera que es el pecho.

No quisiera respirar
Porque sé que inhalo palabras
Y ellas invaden mi cuerpo.

Espinoso es este camino
Y Aunque trae rosas
Estas se transforman
En mil dolores de pecho.

¡Ay! Pero si muero
Quiero morir con mis letras
Pues ellas son
Todo lo que tengo.

Así, en tempestad ajena
Reniegue yo de ellas
Mi caminar es el mismo
Pues a sus brazos voy
Y de sus brazos vengo.

A veces la tristeza me invade
Y mi alma se vuelve pañuelo
Pero siempre las tengo a ellas
Que en su manto me arropan
Y tranquilo
Puedo entregarme al sueño.

Lluvia y tormenta
Relámpago y trueno.

El viejo herrero
Con los dedos marchitos
El alma golpeada
De avanzada edad
Casi sin aliento.

Vuelve a su oficio
A darle forma al hierro
El viento trae otra vez la palabra
Vuelve aquel sol veraniego
Y si vuelve a llover,
Que lluevan solo versos.

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